12.1.06

Reinventa’tv [I]



Periodo I: Muerte; Destrucción.

La solía encender por las noches, tras la monótona jornada de laburo.Siempre pensó que las medianas en el Leiba le aportaban más que esa puta caja. Según él la liberaba de “su estado de espera” (qué bonito uso de la lengua española, cómo lucho por que no se pierda, que buen español que soy.) por que le hacía compañía [...] Decía que los haces que se proyectaban en su rostro le hacían fruncir el ceño y eso le ayudaba a soportar el agradable dolor que le producía el arrancarse un manto de sangre seca de la herida de su codo izquierdo.
Decía que esos haces le producían efectos relajantes y, como no era fin de semana, prefería eso a las veloces líneas con olor a manzana.
Esos eran sus argumentos, porque, a pesar de ser un ácrata y un anti-casi-todo, a veces caía en el pecado del rebaño. Pero supo que no pasaba nada. Que no tenía porqué arrepentirse; 16:9, de él lo aprendió.

Pasaron los años. Pasó su vida. Pasaron los meses, pasaron los días. Pasaron las horas y también los minutos y al volverse vio que esos podían ser sus últimos segundos [...] La desenchufó sin apagarla; Nunca fue amigo de los protocolos. Cargósela sobre una zona (antes) verde (ahora) convertida en vertedero. A pesar de su moribundo estado físico, no le costó llegar a puerto; aquella asquerosa caja no tenia el suficiente contenido para joderle la espalda lo suficente; en todo caso, más pesaban los sacos de mortero que le habían trinchado los discos vertebrales. Gaces del obrero, del precario; del precariado.

Una vez la tuvo desterrada, se cebó con ella hasta la saciedad. Un descenso rebozado con piedras pudridas por los excrementos de los animales que por allí defecaban. Una de patadas, a secas. Y ya en terreno nivelado, que no poco abrupto, le asestó el puntapié final sin ausencia de su guarnición estrella; el martillazo.
Tras la victoria, llega la celebración. Cuando hay odio la victoria da asco; a lo menos para el vencido. Él, harto de ella y tupido de rencor, no tuvo suficiente con la victoria.
Subió de nivel y optó por la humillación. Sacó su gran falo y lo plantó cenitalmente sobre la caja negra. Bien, sobre lo que quedaba de ella. De repente, el miembro se vió envuelto por el espeso gas que la difunta andrómina expulsaba por su el tubo de rayos catódicos; cuál aeronave atravesando una congestionada zona de nueves. Una vez el glande se liberó de los comunilimbus, se inició la lluvia dorada.
Sí, en efecto. “Me meo en tu cara”. Eso fue lo que se marcó. El más grande de los hijosdeputa hubiese tenido suficiente para deshacerse del peor de sus enemigos, pero él no.
Cuando parecía que se marchaba, algo debió fallar en sistema digestivo e hizo que algo ascendiera a través de su traquea. Una masa entre líquida y sólida, plasma, impacto contra sus negros y oxidados dientes a causa del escorbuto. […] Evacuación al canto. El colmo de la humillación. Orina y saliva. La mixtura de la muerte.

Y, martillo en mano, volvió a su casa. Esa noche ya, sin la tranquilidad de los haces de luz proyectados en su rostro.
Una acción que xuta gracias a uoiba!, el render del mio proyecto.Ya lo sabes. Shwaa!
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